Otro paripé
Mientras caminaba hacia su casa, yo, por otra parte, en mi mente estaba vagando la idea de no saber qué hacer esa noche con Elizabeth; sabía que si su casa estaba sola, cosas bajas, burdas pasarían.
Seguía caminando por las penumbras y por la estrecha calle de Maple; el aire me erizaba la piel; estaba helado, casi sentía el frío en los huesos; eso me perturbaba más, caminar por las calles vacías a la luz de la luna.
Toqué la puerta de su casa; no pasaba nada y, esos segundos mientras esperaba, fueron horas en mi mente. Abrió la puerta de su morada, recibiéndome con un besó en la mejilla; pasé a la sala de su casa, cuando Eli se calló. No sabía que pasaba ni por qué ésta en silencio quedó; volteé a verla, estaba horrorizada y no dejaba de ver el techo: había gotas de sangre precipitándose en su rostro...
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Gracias.
ResponderEliminarMe gusta oír eso.