Lo que soy yo
Cada vez, cada instante, la agonía va comiéndome el alma putrefacta de mi cuerpo, tal como lo hace un carroñero acechando a su presa. Palpo el abdomen, palpo las ingles, palpo mi cara: pasa una transformación.
Lo ojos crispados husmeadores humean el vapor de la sangre lívida que emana el oír de rayos que acogen y abrazan la tierra. El mundo gira en espiral, moldeando la melodía dulce de tu voz, tu dulce, delicada, sutil y hermosa voz que vibra tan fuera de lugar.
Se acabó la felicidad adyacente al mundo efímero penetrante llamado tiempo; se acabó la esperanza perpendicular entre la fe y desesperación. Hasta que lleguen a tomar lo que es suyo; hasta que se haga justicia a la añoranza equívoca; hasta que reciproco.
Yo seguiré aquí, buscando la salida paralela de la inexistente prolongación donde todos afirman su existencia martírica.
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